El Ermitaño – Night Sun Tarot

No, hoy, después de tanto tiempo, tampoco vengo a hablar sobre Orobas, sino que continúo con mi recorrido por el Night Sun Tarot. Antes de nada, el aviso para idiotas que pongo en cada entrada sobre este tarot:

Lo que voy a poner a continuación es MI interpretación del simbolismo de la carta, hay algunas cosas cuyo simbolismo es innegable, pero hay otras que -dado que el autor de las ilustraciones no ha publicado nada al respecto- son susceptibles de interpretación. Si te gusta la tomas (toda o parte), y si no te gusta eres libre de usar la X que cierra la ventana del navegador.

Ya he dicho, en anteriores entradas, que el NightSun es un tarot de representaciones artísticas orgánicas, en las que unas cartas se enlazan en sus elementos con otras. En este caso, el Ermitaño forma parte de la tríada conformada por el Mago, La Estrella y El Ermitaño. Puedes leer la entrada sobre El Mago aquí, y la entrada de La Estrella aquí, donde ya indico el «camino» del Mago a la Estrella.

Comienzo, como siempre, por el exterior de la carta:

En la esquina superior izquierda encontramos el sigilo de Virgo. Un signo zodiacal de Tierra, de estabilidad, pero también hay que tener en cuenta que es, de los tres signos de Tierra, el Mutable. Además Virgo está relacionado con Mercurio (recuerda todo esto, tendrá sentido un poco más tarde).

En la esquina superior derecha encontramos la letra «Iod». Iod es una letra bastante intrincada (dentro de lo ya intricada que es por si la Cabaláh). Según el Zohar es «la letra más pequeña del secreto más grande», haciendo referencia tanto a su tamaño como a que es la primera letra del nombre secreto de la divinidad que se representa mediante Iod-He-Vav-He. Iod tiene un valor numérico estándar de 10, pero también puede ser reducido a 1, es decir, el mismo valor que Aleph, el principio. Pasamos de la estabilidad a un principio, lo mismo que nos decía Virgo (mutable) y esto tiene mucho que ver con el significado iniciático de la carta.

Si situamos el Ermitaño en el árbol Sephirótico, vemos que se corresponde al Sendero número 20 (el valor pleno de Iod), que une Tiphareth con Chesed, es decir, correspondería a un proceso donde, después de haber superado la tríada inferior, ya estamos saliendo de la primera de las esferas de la segunda tríada.

Pero si situamos el mismo sendero en el árbol Qliphótico, vemos que se corresponde al túnel relacionado con Yamatu, que a su vez se relaciona con Harpócrates, divinidad entre cuyo simbolismo está la renovación constante y, desde un punto de vista más esotérico, la manifestación constante del un nuevo yo de poder surgiendo desde la oscuridad (lo que se corresponde mucho con el diseño del Ermitaño, sobre todo en la versión del NightSun).

Vamos a entrar ahora en el dibujo. Comencemos comparándolo con el Ermitaño de otros tarots.

Inicialmente parece la misma representación: un anciano iluminando con un farol en la mano derecha, con una vara en la mano izquierda y que está mirando hacia la izquierda. Pero vamos a ver las sutiles diferencias que hay ya según lo vemos.

En la representación clásica (a la derecha), el Ermitaño mira al frente, y sabemos que está caminando por la posición de la vara, que está a punto de apoyarse hacia delante. La vara es un símbolo de su sabiduría y se apoya en ella para hacer su camino. La lámpara del conocimiento (también puede verse con la Llama del Yo) ilumina su camino. En la representación del Rider White (a la izquierda), el Ermitaño está parado en la cima de una montaña (ha alcanzado un cierto nivel de elevación, de sabiduría y evolución) y mira hacia abajo mientras sostiene el farol sobre el abismo, como si mirase a quienes vienen ascendiendo y les ofreciese su luz. El Ermitaño del NightSun es más complejo. Su mirada se dirige hacia quien mira la carta, y su mirada es entre pícara y desafiante (Mercurial, sabiduría y trickster unidos) y no está caminando, ni en la cima de una montaña, sostiene su lámpara de tal modo que disipa los jirones de oscuridad a su alrededor (oscuridad en la que da la impresión de que él puede vivir y que sólo la lleva como para abrirte una puerta dentro de esa oscuridad). El suelo… el suelo es muy complicado. Ya dijimos que no camina, está parado, y no está en la cima de una montaña. Está parado sobre un símbolo que apenas se ve. Después de mirarlo con la lupa me ha dado la impresión de que es una versión, espejada y estilizada, del tercer sello de Mercurio, pero no apostaría nada por ello.

La luz del farol se manifiesta en una sucesión de estrellas de 12 puntas. Estrellas que no son unicursales (es decir, realizadas de un único trazo), sino que son la superposición de dos hexagramas. La estrella de 12 puntas, desde punto de vista meramente cristiano representa el orden cósmico, desde el del hinduismo representa los 12 aspectos de la energía del sol y, también, como te imaginarás, representa para nosotros los cielos, el zodíaco y el cambio constante que el paso de un signo a otro representa.

Por ahora todo nos está ofreciendo una simbología de estabilidad y sabiduría, pero no de estabilidad estática, que supondría un freno, sino de la unión de esa estabilidad y esa sabiduría para que formen un punto a partir del cual evolucionar.

Va vestido de rojo, como el Emperador y la Emperatriz, simbolizando su dominio sobre lo que le rodea, y las cadenas/rosarios que se generaban durante el trance del Mago y se iban manifestando hacia tierra tanto en el Mago como en La Estrella ahora son suyos, le rodean y han engordado, aunque puede verse parte de los originales: el poder que manifestó le rodea y es suyo para usarlo como quiera.

Sus ojos son rojos. Hemos pasado de que estuviesen en blanco en el Mago, al azul con toques rojos en la Estrella a ser completamente rojos, acompañando a la marca en la frente que pasa de ser azul a una flecha roja. El pelo y la barba son largos, como en las representaciones más clásicas, pero ni el pelo ni una capucha tapan aquellas partes que en las anteriores cartas representaban una conexión con el más allá.

La vara que porta es la vara de Asclepio (Esculapio), la de la curación, y, por tanto, renovación. No confundir con la de Mercurio que tiene dos serpientes. Pero esta vara es muy distinta a las anteriores. La serpiente que está en el suelo a los pies del Ermitaño está viva, pero cuando comienza a enroscarse en el bastón se va volviendo parte del mismo hasta tal punto que cuando llega arriba, la cabeza de la serpiente se ha convertido en parte del asidero de la vara/bastón. Desde un punto de vista tradicional, la serpiente simboliza la sabiduría y, por tanto, el Ermitaño extraería la sabiduría del mundo que le rodea para ponerla a su servicio. Desde un punto de vista más esotérico, la serpiente además de simbolizar la sabiduría simboliza el veneno, un elemento de destrucción pero que está relacionado con la transformación (muere un aspecto para renacer como uno nuevo).

Así pues, el Ermitaño es aquel que hay conseguido atravesar aquello que se le oponía y ha conseguido encontrar su propia luz dentro de las tinieblas (tanto internas como externas) y es, al mismo tiempo el representante del desafío para que tú hagas lo mismo y es él quien que te muestra el camino sobre como hacerlo.

Os dejo los enlaces a las anteriores cartas del Night Sun que se han tratado en el blog.

Y nada más por hoy.

Que tu viaje sea largo y extraño

Alauzlel

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